SINÓNIMOS
¿Qué es la sinonimia? ¿Qué es un sinónimo?
Es una relación semántica de identidad o semejanza de significados entre determinadas palabras (llamadas sinónimos) u oraciones. Por tanto, sinónimos son palabras que tienen un significado similar o idéntico entre sí, y pertenecen a la misma categoría gramatical. Por ejemplo, sinónimos de desastre son calamidad, devastación, ruina, catástrofe y cataclismo.
La sinonimia estricta es muy rara en las lenguas, y suele darse por la existencia de formas dialectales coexistentes, o en formas léxicas del mismo significado pero usadas en contextos diferentes. La sinonimia parcial es mucho más frecuente.
Para Emma Martinell Gifre hay sinónimos totales cuando dos o más elementos coinciden en su significado conceptual o cognoscitivo y en los significados; como consecuencia de lo anterior, son intercambiables en todos los contextos, es decir, tienen idéntica distribución. Los sinónimos parciales se caracterizan por conservar rasgos connotativos propios, de carácter poco preciso, cambiantes y subjetivos. En el ámbito de los referentes concretos quizá sea igual usar encendedor o mechero, pero ya no lo es hablar de pastilla o cápsula (lo designado no tiene la misma forma). Tampoco da lo mismo emplear suerte que chiripa, estante que anaquel.
En un ámbito conceptual, suceso y evento difieren en sus condiciones de uso, como tartamudear difiere de encasquillarse.
En toda lengua, la distribución geográfica, la estratificación socio-cultural, la gama de situaciones comunicativas, y la identidad de los hablantes comportan unas "variedades" que se corresponden con una variedad de "normas". Con todo, los hablantes tienen como punto de referencia un nivel estándar, dotado de prestigio, que ejerce una función cohesionadora. Ese nivel, aunque inconcreto, es el primero al que debería acceder el extranjero.
Es asimismo característico del planteamiento de la sinonimia reducir su campo de aplicación a la palabra aislada. En cambio, los filósofos del lenguaje entienden la sinonimia como equivalencia lógica entre dos frases (X es sinónimo de Y si X e Y tienen el mismo valor de verdad: "soy zurdo" y "uso la mano izquierda para lo que, en general, se usa la mano derecha"). Sigue siendo el significado conceptual el que está en juego ¿Deben considerarse sinónimas dos expresiones que refieran a una misma realidad extralingüística, aunque difieran en sentido? En tal caso, león y rey de la selva son sinónimos. En consecuencia, siguiendo el mismo hilo de razonamiento, lo son Fleming y el descubridor de la penicilina: un nombre propio y la descripción que se hace para identificar a la persona nombrada. ¿Y por qué no lo serán cualquier palabra entrada en el diccionario y su definición? La respuesta es inmediata: ya no cabe hablar de sustitución en diferentes contextos de habla.
W.P. Alston dio un nuevo giro al concepto de sinonimia que conviene conocer, pues se fundamenta en presupuestos comunicativos: dos elementos son sinónimos si contribuyen de la misma manera al "potencial perlocutivo" de las oraciones. Dicho de otro modo, si el receptor, a través de los dos, interpreta el mismo mensaje (no la misma intención, que esto derivaría del "potencial perlocutivo").
Un ejemplo que él propone es el de chivato e informador de la Policía. La restricción social que se deriva del valor peyorativo de chivato no afecta a lo que se dice, sino a cómo se dice. En resumen, lo que le interesa a la lingüística del texto es la posibilidad de la identidad referencial: habrá sinonimia si los dos textos se refieren a la misma porción de la realidad extralingüística.
Hemos elegido este tema porque creemos que es fuente de confusiones que se exteriorizan en errores de inadecuación de la palabra o la expresión al contexto verbal que la rodea. Tanto ella como yo hemos trabajado con palabras aisladas, no con expresiones o enunciados. Queremos dejar en claro que los rasgos de uso varían de una zona a otra, y son más difíciles de recoger en el diccionario.
Hemos preparado una información que consiste en una relación de parejas de términos que pueden calificarse de sinónimos, salvo que los separa un valor relativo a sus condiciones de uso.
1. El término estándar frente al correspondiente de un lenguaje científico o técnico. No juzgo necesario detenerse en ejemplos puesto que a pocos hablantes nativos les interesa saber que el ciempiés es la escolopendra.
2. Lo estándar frente al correspondiente de un lenguaje más o menos sectorial. El ámbito de la medicina proporciona oposiciones como: grano/ántrax; forúnculo; campanilla/úvula; sobaco/axila; diarrea/colitis. Si deseamos ampliar la zona sectorial a términos del mundo económico, social, laboral o político, que llenan las páginas del periódico o se oyen en la radio y en la televisión, podemos utilizar casos del tipo de: banco/escaño; llegada/meta; señal/cicatriz; dirección/serias; disco/semáforo; traslado/mudanza; ruina/bancarrota; corrección/enmienda. Es tarea del profesor mostrar con ejemplos tan contextualizados como desee que el término sectorial es semánticamente más restringido, el estándar más amplio y, por lo mismo, de aplicación más imprecisa.
3. El término estándar frente al correspondiente más culto: pelo/cabello; verano/estío; perro/can; cara, rostro/faz; beso/ósculo; deseo/apetencia; lujo/boato; suceso, acontecimiento/evento; agujero/orificio; muerte, defunción/óbito; barco/nave, buque.
4. Lo estándar, en uso, frente al correspondiente arcaizante. Puede que una de las palabras remita a algo que ya no existe: no hay mazmorras, pero si calabozos. Y no media mucho entre exilio y destierro por más que el segundo pensemos que es imposible usarlo. Si bien hay casos claros, luego la frontera se va haciendo imprecisa; los hablantes de español de zonas distantes entre sí, de zonas urbanas o de zonas rurales, mayores unos y adolescentes otros, no estarán necesariamente de acuerdo con mi propuesta, que es: exilio/destierro; equipaje/impedimenta; calabozo/ mazmorra; alabanza/loa, loor; aeropuerto/aeródromo; joya/alhaja; pendientes/zarcillos; pena/cuita; cubo/balde; lado/costado, flanco; cambio/trueque; cliente/parroquiano; estante/anaquel; anillo/sortija. Pero muchas discusiones quedarán zanjadas al consultar el diccionario de frecuencia de palabras españolas.
5. Pero lo estándar frente al correspondiente popular. El estándar resulta más neutro; el popular, más expresivo, ya debido a su carácter metafórico (encasquillarse), ya a una contundencia que redunda en una cierta peyoración (chantaje). El término calificado de "popular" no tiene una forma más fácil -me refiero a la reacción del extranjero-; cualquiera de las dos puede tener étimo latino, incluso ser un cultismo, como anticuado que, frente a antiguo, conserva la consonante sorda.
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